Fibromialgia: cuando el cuerpo “pasa la cuenta”

Durante años esta enfermedad se asoció a una condición mental ficticia de los pacientes. Sin embargo, hoy se identifica como una compleja alteración neurológica a nivel de las vías de dolor.

 

Si bien aún no existen datos precisos, se estima que entre el 2 y 4% de la población chilena padece de fibromialgia. De ese conjunto, entre 40 y 60% son mujeres. Se cree que esta última cifra se relaciona a las mayores exigencias que tanto la familia como la sociedad le plantean a la mujer a lo largo de su vida personal y profesional.

 

Es que la fibromialgia, que durante largo tiempo se asoció erróneamente a un “invento mental” de los pacientes, justamente suele asociarse con el estrés crónico y traumas sicológicos.  Sin embargo, esta patología se enmarca en la categoría de síndrome de sensibilización central, es decir, un conjunto de síntomas multifactoriales que, de alguna manera, se gatillan a nivel neurológico.

 

En otras palabras, el cerebro interpreta de forma errónea la información de dolor que recibe del cuerpo, manifestando dolencias a veces extremadamente agudas, e incluso invalidantes, aunque no haya traumatismos visibles ni causas físicas aparentes.

 

Pese a que no se sabe con exactitud cuáles son sus causas, investigaciones lo han atribuido a traumas emocionales. Se dice que puede deberse a padecimientos que una persona ha sufrido a lo largo de su vida, especialmente cuando ha experimentado frecuentes niveles de estrés, que pueden ser fisiológicos (maltratos o castigos), psicológicos (abusos) o de alimentación, entre otras. Estos factores se pueden ir acumulando a nivel físico, hasta que el cerebro colapsa y empieza a transmitir esta información errada de dolor físico.

 

Síntomas diversos

 

Una de las mayores dificultades para un diagnóstico preciso es la amplia y variada sintomatología que experimentan los pacientes, lo cual implica realizar una serie de exámenes para descartar otras patologías.

 

Estas son las variadas manifestaciones que pueden sufrir las personas con fibromialgia:

 

·         Dolores en rodillas, zona alta de la espalda, clavícula y escápula, entre otras partes del cuerpo.

·         Gastritis, diarreas explosivas alternadas con períodos de constipación, reflujos y colon irritable.

·         Trastornos de sueño, agotamiento y falta de atención o de concentración.

·         Déficit de memoria a corto plazo y depresión.

 

Actualmente, para el diagnóstico se emplean los criterios de American College of Rheumatology (ACR), vigentes desde 2010, y que miden distintos aspectos tanto de la sintomatología como de su impacto en el diario vivir del paciente.

 

También se aplican pruebas métricas y cualitativas para medir el “nivel de catástrofe” que experimenta la persona, a partir de las señales de amenaza que el sistema nervioso autónomo envía ante los estímulos de la vida cotidiana. La combinación de todas estas técnicas, que incluyen los puntos de vista físico y emocional, permite esbozar una imagen certera de cada paciente.

 

Tratamiento

 

Si bien la fibromialgia puede derivar en cuadros clínicos muy agudos e invalidantes, que incluso conllevan riesgo de suicidio, debido a las complicaciones laborales, sociales o familiares que afectan al paciente (como estigmatización, falta de empatía laboral, desprotección social o quiebres conyugales y familiares), su tratamiento es muy efectivo, en la medida que se realiza un diagnóstico precoz y certero.

 

El apoyo farmacológico más efectivo considera la administración de antidepresivos con funciones duales, además de anti inflamatorios. Todo esto reduce la sensación de dolor y además mejora el ánimo.

Fibromialgia: cuando el cuerpo “pasa la cuenta”